El jardín de las rosas azules
  LA HISTORIA DE MI VIDA
 



Hola amigos... ya estoy aquí
y sé lo que están pensando.
Si es verdad que un libro escribí
cuando aún tenía seis años.

Que importa la edad que tenga,
cuando hay tanto que decir,
por eso tenía la urgencia
de enseñarme a leer y escribir.

Es importante decirlo,
lo peor sería haber callado,
morir sin haber vivido,
vivir sin haber luchado.

Yo he nacido para vivir,
ahora vivo para luchar,
he luchado por ser feliz
con amor y con libertad.

Y cuando llego a este mundo
revuelto y alrevesado,
desde antes de nacer, oigo
que el bebé ya viene ahorcado.

¡Que el niño no puede nacer!
¡que el cordón está enredado!
y cuando salgo es para ver
tantas caras de asustados.

Le pregunto: ¿y esas caras?
¿qué es lo que aquí está pasando?
Nadie me escucha ni entiende,
¡Dios!, a qué mundo he llegado.

Si no lloro, estoy enferma,
y si grito me duele algo.
Si me duermo, me despiertan
para que esté respirando.

Que no es tiempo para que hable
y a todo mundo lo espanto
cuando digo con palabras
por lo que estoy protestando.

Fue porque a las dos semanas
yo ya estaba pronunciando
un "ya no", que son palabras
que los llenaron de espanto.

Después quiero ir a la escuela
y casi les da el infarto:
"Esta bebé de año y medio
no puede pensar en tanto".

Y se vienen los problemas.
En el kínder no me aceptan,
lo logro con huelgas de hambre
hasta que ingreso a la escuela.

Después entro a la primaria
y me encuentro a una maestra:
la pobre estaba tan loca,
mis cuatro años la atormentan.

De ella me escapo asustada
y me voy para otra escuela,
donde soy medio aceptada
con temor y mil reservas.

No quieren darme permiso
para que siga estudiando.
Dice la Secretaría:
"Prohibido a los de cuatro años".

Y aunque todo esté en mi contra
por fin ya voy hasta cuarto.
Me ven atentos y cuentan:
¿Por qué en cuarto, con siete años?

Lo peor es hacer poemas
y editar un libro entero
para ayudar a los niños
que de hambre se están muriendo.

Pobre mundo de ignorantes,
¡yo no soy ningún marciano!,
me juzgan de extraterrestre
porque comencé temprano.

Es que no lo ha comprendido
toda esta absurda sociedad.
Los niños somos personas
también con derecho a expresar

lo que por dentro sentimos,
según nuestra capacidad,
y aunque ahora somos niños,
deseamos el mundo cambiar.

 
   
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis